Pedro Moratilla y Pedro Guzmán, los argandeños que estuvieron en el holocausto de los Nazis en Mauthausen

Foto: Ayuntamiento de Arganda del Rey / Pedro Moratilla y Pedro Guzmán
Foto: Ayuntamiento de Arganda del Rey / Pedro Moratilla y Pedro Guzmán

Esta es la historia de dos vecinos de Arganda que durante la II Guerra Mundial fueron a uno de los campos de concentración nazis de Austria, concretamente a Mauthausen. Pedro Moratilla y Pedro Guzmán son esos dos argandeños que estuvieron en uno de los peores momentos de la historia de la humanidad.

El 5 de mayo de 1945, hace 77 años, las tropas americanas fueron recibidas por los presos republicanos con una enorme pancarta que decía «Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras». Hasta ese momento, casi 10.000 españoles habían pasado por este grupo de campos de concentración nazis situados en torno a la empresa de Mauthausen, en Austria.

Entre ellos, hubo dos argandeños, Pedro Moratilla Sánchez y Pedro Guzmán Alcalá, de 26 y 23 años, respectivamente. Estos dos jóvenes, como tantos otros, cruzaron a Francia al concluir la Guerra Civil y allí pasaron a formar parte del ejército francés o se integraron en la Resistencia francesa.

Cuando el país cayó bajo el dominio nazi y se instauró el régimen de Pétain, estos republicanos fueron trasladados a Austria y realojados en campos de trabajo.

El 3 de marzo de 1941, Pedro Moratilla Sánchez, ingresó en Mauthausen, siendo trasladado poco después a Gusen, un campo de trabajos forzados, donde las durísimas condiciones de vida, la alimentación insuficiente y todo tipo de malos tratos llevó al exterminio de la mayoría de los presos. Tal fue el caso de Pedro Moratilla fallecido a los nueve meses de su internamiento.

Foto: Ayuntamiento de Arganda del Rey / Pedro Moratilla y Pedro Guzmán

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Pedro Guzmán

Poco después de su muerte, el 19 de diciembre de 1941, ingresó en Mauthausen Pedro Guzmán Alcalá, nacido en Arganda y vecino del barrio del Arrabal, quien tuvo la fortuna de ser uno de los alrededor de 2.000 españoles que pudieron sobrevivir al horror del campo de concentración.

La historia de este argandeño comienza precisamente en nuestra localidad, que fue un enclave republicano de gran importancia durante la Guerra Civil, especialmente en 1937 con la Batalla del Jarama. Es en ese momento cuando Pedro, con apenas 18 años, deja su casa en la calle San José y se enrola como voluntario en el ejército republicano. El resto de su historia es la misma de tantos miles de españoles que siguieron el mismo itinerario de guerra, exilio y el infierno de Mauthausen. Pedro pasó a ser el preso 4492, un número que a buen seguro no olvidaría el resto de su vida.

Fue enviado al campo de Steyr-Münichholz, un subcampo de Mauthausen, donde los presos producían armas y motores de avión en las fábricas de la corporación Steyr-Daimler-Puch, además de construir búnkeres antiaéreos en la ciudad de Steyr. Muchos reclusos murieron por desnutrición, trabajando en pésimas condiciones y sin tratamiento médico. Otros murieron en ataques aéreos contra las fábricas de Steyr entre febrero y abril de 1944. Aquellos que enfermaban solían ser enviados de regreso a Mauthausen para que fueran asesinados.

Por fortuna, Pedro Guzmán pudo presenciar la liberación de las fuerzas estadounidenses, en una imagen muy icónica en la que estuvo presente un vecino de Arganda del Rey. Pero tuvo también su lado más triste, pues tras la liberación, olvidados por las autoridades franquistas, la mayoría de españoles no tenía dónde ir y permanecieron más de un mes en el propio campo. La gran mayoría, como Pedro Guzmán, salió en un tren especial para los deportados, primero a París y luego a Toulouse.

Foto: Ayuntamiento de Arganda del Rey / Pedro Moratilla y Pedro Guzmán

Foto: Ayuntamiento de Arganda del Rey / Pedro Moratilla y Pedro Guzmán

Vida en Francia

Allí, en el sur de Francia, con 27 años, inició una nueva vida sin olvidar nunca su añorada Arganda. Se casó con otra española también exiliada, natural de Navarra, y formó su propia familia. No pudo volver a Arganda hasta años más tarde, gracias a un salvoconducto del Ayuntamiento, y volvería en varias ocasiones hasta su fallecimiento, sin revelar nunca a sus familiares argandeños los años negros de Mauthausen, usando el olvido como el mejor mecanismo de defensa contra el dolor. Para sus sobrinos, Pedro era el «tío de Francia». Cuando en los últimos años de su vida, comenzó a fallarle la salud, viajó con más frecuencia a España y decía que todos los males se le curaban volviendo a pasear por el Arrabal de su infancia.

Su deseo era morir y ser enterrado en Arganda del Rey, llegando incluso a adquirir una sepultura en el cementerio, pero falleció en Castres, una localidad cerca de Toulouse, a la que se conoce como la «pequeña Venecia del Languedoc», y que alberga un museo en honor al pintor español Francisco de Goya.

Pedro murió sin apenas compartir su historia, en un silencio que fue el mismo que el de varios cientos de combatientes republicanos españoles en el exilio. La situación política negó a las víctimas su dignidad, en muchos casos negando su existencia, por eso se instauró esta fecha del 5 de mayo para recuperar su memoria, tanto la de aquellos que allí murieron, como Pedro Moratilla, como la de aquellos que sobrevivieron, siendo Pedro Guzmán un ejemplo. Por eso hoy, 5 de mayo, se conmemora el Día de homenaje a los españoles deportados y fallecidos en campos de concentración y a todas las víctimas españolas del nazismo.

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