El documento finalmente aprobado ayer ha registrado multitud de enmiendas de sindicatos y organizaciones de centros y de padres y madres, pero finalmente ha prevalecido la opción defendida por su presidente, Enrique Roca, de continuar ampliando contenidos hasta final de abril y evaluar el temario añadido. A cambio, se pide que las repeticiones de curso «sean excepcionales».
El presidente del Consejo Escolar Estatal, Enrique Roca, ha impuesto finalmente su criterio y el órgano consultivo aprobó, en su reunión de ayer, martes, una recomendación sobre la manera de finalizar el curso escolar que incluye la ampliación del temario hasta final de abril y la evaluación de todo lo impartido desde el cierre de los centros educativos hasta esas fechas de finales de este mes. Las recomendaciones del Consejo Escolar Estatal no son vinculantes para el Gobierno, pero tradicionalmente han venido teniendo un gran peso en las decisiones gubernamentales finalmente adoptadas.
El Consejo Escolar ha añadido una recomendación más: que las repeticiones y las calificaciones negativas se consideren como una excepción. Dada la falta de concreción al respecto, deja en la práctica este importantísimo detalle al nada uniforme criterio del profesorado y la dirección de los centros educativos. Se abre, pues, la puerta a un enorme grado de desigualdad dentro de comunidades autónomas, y más aún, posiblemente, entre unos y otros territorios.
Como si no hubiese pasado nada
Con ello, el Consejo opta por no reconocer la situación de total anormalidad que vienen denunciando asociaciones de padres y madres, sindicatos estudiantiles y otros sectores sociales. Como muestra, la denuncia que reiteradamente viene haciendo la FAPA Giner de los Ríos desde el comienzo del estado de excepcionalidad, cuando se refiere a que el periodo abierto a raíz de la suspensión de las clases presenciales «se ha caracterizado por una gran descoordinación entre la Administración educativa, docentes, familias y alumnado, así como no solo entre los diferentes departamentos de las enseñanzas sino también dentro de los mismos departamentos de los centros educativos».
Las muy diferentes posibilidades de acceso a tecnología y comunicaciones realmente funcionales por parte de unas familias y otras ha sido implícitamente reconocidas por el Ministerio de Educación y FP, que sólo hace una semana compró 20.000 tarjetas SIM para conexión con datos desde dispositivos móviles, que han sido entregadas a las diferentes comunidades autónomas, para que éstas las distribuyan entre familias con pocos o ningún recurso para seguir las clases online o para cumplir con las tareas que se les han impuesto.
Con estos hechos en la mano, parece quedar muy diluida la filosofía que Enrique Roca asegura que está detrás de la recomendación aprobada: que nadie se quede atrás. Una filosofía que suena más a declaración de buen tono que a aspiración real.
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